Hay momentos en la vida en los que no nos encontramos bien, pero no solo físicamente, nuestro estado de ánimo es bajo, hemos perdido la ilusión por algunas cosas, nos desbordan las emociones, nos sentimos incapaces de tomar decisiones, tenemos preocupaciones que nos impiden afrontar nuestro día a día con tranquilidad. Preocupaciones del pasado, futuro, duelos. Nos sentimos menos, más diferentes a otros. Esto son solo algunos ejemplos, pero hay mucho más.

A veces no nos atrevemos a pedir ayuda o no sabemos a quién acudir. Si tienes más de 18 años, contacta con nosotr@s, te vamos a atender desde una terapia psicológica profesional, de calidad y con cercanía. 

Una de las preocupaciones más importantes de las personas son los hijos. La crianza es un proyecto ilusionante lleno de interrogantes, y sobre todo, de la incertidumbre de si lo estamos haciendo bien. A veces, desde el centro escolar recibimos un aviso (no obedece, no atiende, es un poco pegón, está solo en el patio, etc.), otras veces, es nuestro pediatra (se siguen haciendo pis, aún no camina, no se expresa con claridad) o nosotros mismos nos damos cuenta de que nuestro hijo puede tener alguna dificultad (está triste, le cuesta expresar cómo se siente, la separación de los padres les está afectando, no consigo que me haga caso, me contesta mal, se lleva mal con su hermano/a). Nunca es demasiado pronto para ayudar a un niño en el maravilloso proceso de convertirse en una persona adulta.

Se trata de la ayuda a ambos miembros de una relación sentimental para, fundamentalmente, mejorar la comunicación, afrontar los conflictos y ver los problemas de pareja desde otra perspectiva.

En este caso se trata de la ayuda a miembros de la familia, o a la familia al completo, a mejorar la comunicación y resolver conflictos.

En esta terapia la ayuda se lleva a cabo con un grupo de personas en lugar de una persona individual. Para este tipo de terapia se utilizan las dinámicas que se producen en los grupos.